FRAGMENTO
Por Mauricio mena



El siguiente planeta al que llegó estaba habitado por un Cantinero. Dice que al llegar el solitario habitante no se percató si quiera de su presencia.

-¡Buenas noches!- Saludó con la cortesía de siempre el cosmonauta.

El Cantinero sumaba afanosamente y al llegar a un resultado se detenía a anotar sus totales.

-Los de la mesa tres, que se acaban de levantar, dejaron sobre la mesa cinco, los de la cuatro, que miran al costado, aburridos con este cuento, ya llevan dos cada uno, o sea: 5 +2+ l = 8. Si a los de ayer sumamos los...

-¿Qué cuentas?- Dijo sin entender nada el recién llegado.

-No me interrumpas, estoy haciendo un cálculo muy serio. No tengo tiempo para perderlo con un chiquillo.-

-¿Qué cuentas?- El curioso astronauta nunca dejaba sin respuesta una pregunta que ya había formulado.

Tras detener sus matemáticas y lanzar una bocanada de aire en gesto de molestia, el cantinero dijo:

-Cuento ese poco de aire-

-¿Los silbidos?-

-Hablo del aire que se regalan los hombres y las mujeres-

-¿El bostezo?-

-No. Ese aire que saluda a la muerte y despide los amores- Dijo algo ofuscado ya el calculista.

-Ah!!!! Los suspiros.-

-¡Eso, Eso! Los suspiros.-

Mil doscientos cuarenta y dos, mil doscientos cuarenta y tres sumando el que acaba de dar el hombre en la mesa cuatro...

-¿Y qué haces tú con mil doscientos cuarenta y tres suspiros?-

-Los poseo-

-¿Y para qué te sirven?-

-Cuando me siento solo, me gusta pensar que son para mí-