SALUD
Por María Paz Quezada
Ahógame en esta copa
conteniendo tu sangre y mi muerte,
en la oscuridad de este abismo lejano
sumergido en el concho de la pobreza final.
Entre rojos sorbos
que absorben las fantasías de olvido
se encuentran los sueños
que algún día se quebraron.
Y embebidas en silencio
nadan las imágenes de ocasos previos
que se vuelven líquidos al paso de las horas
para ser vestidos en vasos de olvido.
En este alcohol de vaivenes
que se comparte en la melancólica noche
se vislumbran los brillos azules
para los futuros de hielo y marfil.
Bebo entonces,
a la salud de los presentes,
al consuelo de los pasados,
a las ilusiones de los futuros.
bajo tus corrientes
se esconden las ansias de silencio.
Brebaje enterrado,
entre tus aras mueren
y forman infierno las sangres.
Bajo las miradas marchitas
golpea la piel de los inocentes,
hasta mis huesos has quebrado
a través de manos inconscientes
y labios que te absorben sin descanso.
Entre copa y copa,
suceden las oscuridades,
mueren los sentimientos,
se ocultan las tristezas.
Me golpeas, alcohol desgracia
envenenas hasta la última de las fibras,
aliento piedra de la maldad
te entregas en tu violencia amarga.
En tu demencia sin fin
se funden los gritos del horror.
Paseando por avenidas de recuerdos,
mirando mares
llenados con mis ojos…
Encuentro trozos de ausencia
entre pasos desandados.
Nostalgias eternas en su botella,
bebiendo almas hasta la última gota
con el amargo paso al corazón.
Derramados los sueños al blanco mantel,
son lágrimas de los vasos que penan,
enjugadas en su final inesperado.
Ojos de quienes no ven,
ciegos de tanto alcohol compartido,
intercambian tristezas como naipes
hasta dormirse en barras de desesperanza
y vaciar de llanto hasta la última perla.
La próxima noche continúa
la inundación colectiva en su afán.
Hasta el último recuerdo exprimido
en cristales de licor bautizados.
COPA
Por María Paz Quezada
No culpo al alcohol de mis versos,
Botella en desamparo eres
sin mi mirada de caza
ni mis manos de asesina.
Cristal vacío
Con los restos de ayer pegados a sus bordes,
Dulce y caos a la vez.
No puedo culparte, brebaje
de tu ponzoña agridulce…
Malintencionada esencia de almas maltrechas
llenas de soledad y silencio.
Vaso, en tus testigos trozos
las confidencias de tantos
ahora van al tarro de las sombras.
Ya no acogerás tú,
cálido témpano de promesas.
Sólo tus brillos de prisma testifican
de cuántos amores pasaron por ti.
LAMENTO
Por María Paz Quezada
Húndase
en alcohol navegable
el ultraje
del vértigo.
Bébase
desde el cielo al abismo
del vaso la hiel
convertida en tu pecho.
Consérvase
en el vinagre del asco
y el sudor de las hojas
la historia del fuego.
Respírese
en el colmo del aliento
que guardaban las piedras
la tragedia náufraga.
Córtese
desde el invierno carne
las ráfagas de furia
del eterno hastío.
Olvídese
en el lamento del árbol
las lágrimas rojas
del maltratado consuelo.